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Fue fundado el 29 de febrero de 1756 por Fernando Pacheco y se hizo famoso por la producción de caña de azúcar y café. Tal vez por eso se le conoce a menudo como El Pueblo del Café. Al pasear por este pueblo, que a simple vista parece un poco deprimente debido a los edificios en ruinas y las obras en curso, se puede sentir un nuevo espíritu que pronto inspirará a toda la ciudad y la convertirá de nuevo en el centro histórico de toda la isla americana con un estilo de vida latino.
Option Trip – Por casualidad, mientras descansaba en una silla del café Café Don Luis Coffee Bar, donde venden uno de los mejores cafés de la ciudad, conocí al artista Jonathan (Pito) Hernández León, quien es un inspirador de su pequeña tierra natal llamada Yauco.
Este pueblo, situado en la isla de Puerto Rico, tiene apenas 34,000 habitantes. Pito ha dedicado su vida a transformar su ciudad natal a través del arte. Su historia está estrechamente relacionada con cómo el street art puede cambiar la percepción pública y atraer la atención de los turistas.
Durante mucho tiempo, Yauco fue considerado como “la tierra de nadie”, un lugar al que muchos no se atrevían a visitar por miedo a la delincuencia y otras circunstancias impredecibles. Sin embargo, la percepción del pueblo a lo largo de la carretera No. 2 cambió cuando un artista local comenzó a crear coloridas y vibrantes pinturas en las paredes de los edificios derruidos y abandonados.
En la actualidad, la ciudad se está transformando frente a nuestros ojos, y esto no solo es gracias al arduo trabajo y dedicación de Pito, sino también al apoyo de la administración municipal, que ha creído en la creatividad de este altruista y ha promovido sus iniciativas.
Todo comenzó, por supuesto, cuando el artista se atrevió a dar un paso audaz y propuso llevar a cabo su idea de una ciudad artística en un lugar donde, a primera vista, no parecía haber nada que hacer, excepto demoler las construcciones. Sin embargo, él y sus vecinos eligieron un camino diferente y preservaron todo el legado que recibieron de sus antepasados.
Una vez que los colores brillantes comenzaron a atraer la atención de muchos, todos se dieron cuenta de que la creatividad no solo mejoraría la apariencia del pueblo, sino que también ayudaría a combatir el vandalismo. El arte urbano en las paredes ha llegado a ser un símbolo de esperanza y cambio, y ahora el nivel de criminalidad en Yauco ha disminuido, mientras que el vandalismo ha desaparecido completamente, ya que las obras maestras creadas en los últimos años permanecen en perfecto estado hasta el día de hoy.
La historia de Pito muestra cómo el arte puede transformar no solo edificios, sino también comunidades enteras, inspirando a las personas y uniéndolas en un camino hacia la prosperidad.
A mí me ha alegrado conocer a un amigo tan creativo y patriótico en la isla de Puerto Rico, quien no ha abandonado su tierra natal en busca de una vida de ensueño y se convierte en parte de lo que hace a esta región de América más atractiva.
– Vitaly Ataev Troshin